lunes, 24 de octubre de 2011

heroes del aire

 
 Cuando algo funciona perfectamente cámbialo todo de arriba abajo. (A. Perarnau)

Existe un tipo de despiste ajeno en mis recuerdos que se redibuja en el aire a cada paso como una religión. Es él el que necesita que siga creyendo. Una religión sin dios, según consejo de Osho, y sin drogas blandas.  Huyamos de la maría persecutoria.

En 1917 dibujé la insignia del rancho de mis padres en el lateral del avión. Y es ese dibujo, mi honor, el que me hace vengar a mis amigos y matar muchos alemanes. Y llegar sonriendo a casa de Lucienne y sus hermanos cuando está lloviendo a cántaros y decir: menudo día elegí para volar. Tras la guerra todos están más o menos en su sitio, pero yo jamás volví a París. Y llovía, sí que llovía. Y debía ser  el 23, porque el 22 de octubre nunca llueve.