jueves, 10 de octubre de 2013

Menos mal de nosotros, menos mal.


Que distante se hace lo nuestro y querer hornear (¿doble horneado?) el otoño que me coge ahora en época más naturista y la máquina de dorar la vendí o guardada está -no recuerdo- y me hago a la vida por la ventana. Yo creí un día que era cuestión de ser contemplativo o meollero y no contaba, no contaba con este otro momento. El de siempre, tal vez más fuera que dentro en todo y tal vez innecesario como pocos. Aboliendo importancias y dejándome caer por el río, muerto de risa. ¿Pero de qué me río? De no volver. Por eso no dejo de fumar. Tú ya sí. Bien. Que no me acuden las palabras y sí las hipérboles como queriendo estar, como queriendo caber. Y ya.

Qué lejos todo lo que no es vosotros, que lejos.