martes, 20 de mayo de 2014

La vida es silbar (a Messi)

Messi se va a Argentina a preparar el Mundial y le suelta a un periodista, entre otras cosas, que uno juega y oye el runrún de la grada, y que esta es su casa pero que si no le quieren no tiene ningún problema en largarse.

Yo vi a Maradona, a Romario a Ronaldinho y a Laudrup.  Pero es que Messi... Messi es todos estos a la vez en cada partido, incluso cuando no corre.  Cada partido durante ¿Cuántos? ¿Ocho años? No hay mejor jugador que Messi, eso creo. Lo era cuando en Argentina le decían que no rendía aunque en el Barça sí, y cuando decían que no rendía en el Barça porque se reservaba para el Mundial. Miren, a mí me gusta el fútbol como a cualquiera, y lo juego, y lo vivo, desde pequeño, y sigo aprendiendo. Si volviera a empezar mi vida trataría de dedicarme al fútbol. Tengo ahora mismo cuatro balones en mi casa, mi camiseta con el número cinco secándose en el balcón, una cita a las seis, siete goles esta temporada, ocho kilos de más y un partido a las nueve. Y el diez es Messi. 

Odio a muerte las millonadas que cobran los jugadores, voto por reducirlo a 1500 Euros al mes para cada uno (tanto a Messi como a Arbeloa). Esos pastones son delirantes, injustos e insostenibles. Y no soy el primero que dice algo así. Gerardo Tata Martino, comenzó la temporada declarando esto:


Es curioso, esto es algo que suscribe casi todo el mundo, pero por lo que sea a este hombre lo achantaron. Y lo peor es que nadie salió en su defensa. tenía el Barça una oportunidad inigualable para abanderar un movimiento en el que se ajustaran a lo terrenal los sueldos de este deporte. Perdón, soñaba. Decía Machado que todo necio confunde valor y precio. Y los aficionados (no digo prensa) lo ajusticiaron aún cuando iba ganando. No juegan igual, les han pillado el truco, este tío no conoce la casa y la mejor de todas no tiene liderazgo. Esas cosas del fútbol. Me alegro de que no haya ganado nada, porque si lo hubiera ganado todo, a este buen hombre y sabio del fútbol, se lo hubieran cargado igualmente.

Xavi es el mejor centrocampista de todos los tiempos, puede que exagere, y lo era hasta este año en el que ha comenzado a ser viejo. Muy viejo, un anciano. Ya nadie habla de Xavi sin que después añada, está muy mayor. Yo no he notado nada, debo ser un idiota, para mi juega igual. Xavi no durará gracias a estas observaciones sobre lo inexorable del tiempo. Y a Puyol, pues le ha pasado al revés, uy, este durará hasta los cuarenta... pues mira, listo. La genialidad de Xavi se encuentra en su vagancia. El no corre, no va. Va el balón, eso sí, a donde tiene que ir. No le recuerdo ni un solo regate. Francamente, este tío dentro de diez años, jugaría igual. Y... no sé vosotros, pero yo me iría a la mierda con un apoyo de este tipo.

El Barça ha acabado este año jugando contra un rival más, su propia afición. La que no se acuerda de que antes se ganaba la liga cada diez años. La que no se acuerda lo bonito que jugaron a la pelota estos tíos. Y seguirán haciéndolo mejor que nadie, eso sí, uno en Inglaterra, el otro en Argentina, el otro en el jardín de su casa...

Ya está seco mi cinco. Me voy a hacer la bolsa.


sábado, 10 de mayo de 2014

Adjetivitis

"Es un caballo polivalente y equilibrado" dice el regente de un establo hablando para la televisión. Es uno de esos programas que muestran ciudades, casas y cualquier cosa que tú no tengas- en multicolor- para hacerte soñar (¿olvidar?) en las mañanas saturninas. Y nada, vienen los anuncios, y uno, que es de natural buscacosas le arroga al yogur la categoría de "polivalente y equilibrado"y quédase el que escribe estupefacto del perfecto encaje léxico. Es un truco que vale para todo; luego vienen los detergentes, coches, tumbonas y tampones y todo podría -y debería- ser polivalente y equilibrado. Volvamos, la presentadora da un paso atrás y le pregunta sobre otros rincones del establo -del caballo ya lo sabemos todo- y le dice que la casa es "no grande, no, lo siguiente". No sé cuando ocurrió, pero al parecer alguien dispuso todos los adjetivos del castellano en un orden jerárquico inamovible, de modo que precioso y bello ya no pueden pugnar entre sí para calificar, que sé yo, un caballo, porque uno va detrás de otro: es "lo siguiente", con lo cual el equino debe solo obtener uno de los dos adjetivos si estos se parecen demasiado. Si es otra categoría, blanco por ejemplo, no hay conflicto alguno, de modo que pura sangre pueda ser "polivalente, equilibrado, rápido, blanco y súper bonito, no, lo siguiente".

Se ha estrechado tanto el abismo entre la pedantería y el lenguaje vikingo que uno no sabe ya en qué orilla puede encontrarse qué. O te lo polivantelizan todo o te hacen aquello de "fue un concierto pero guapo, guapo". ¿Qué tenemos que imaginar? ¿estuvo el cantante mejor que nunca? ¿el local estrenaba cortinas de terciopelo? ¿Acudió el ex alcalde Joan Clos al evento? Existe una variante de este fenómeno en la que no hace falta ya adjetivos, con repetir el verbo es suficiente: "Pues el tío cantaba, cantaba, cantaba".

Y los superlativos, y la prensa deportiva, y lo que se ríen de uno si dice que el primer disco de Pink Floyd es "sublime".